Siempre digo que Fifi, nuestra tesorera, es el alma de la Cofradía, y que cierto es. Nadie sabe la labor que realiza esta mujer durante todo el año, pero especialmente los días de águedas y las vísperas. Yo misma, hasta que no he trabajado codo con codo con ella, no me he dado cuenta de la cantidad de cosas que hay que preparar para que el día 5 todo esté perfecto; pero sobre todo, cómo hay que hacerlas y eso es lo más grande de Fifi, el cariño y el cuidado con el que ella hace las cosas, por eso sale siempre todo tan bien. El resto no nos damos cuenta, porque llegamos a la Iglesia y todo está en su sitio, perfecto, limpio y reluciente ¿pero quien se ha encargado de ello? Ella, nuestra Fifina, trabajando siempre discreta y en silencio.
Durante todo el año tiene guardadica la santa en su casa, bien tapada para que no sufra daño alguno; lo mismo hace con los baúles, el pendon, las varas, el baston, la palma, las andas, las cestas, los porrones, etc, etc, etc... porque mira que tenemos mendos.
Allá por finales del mes de Enero, comienza a sacar todos los aperos de su escondite, y a limpiarlos uno a uno con el mismo mimo con el que ella hace todo. Lava y plancha todos y cada uno de los lacitos de la palma y de las varas, para que el día 5 luzcan perfectos. Hasta lo bollitos blancos, tan típicos nuestros, los coloca en sus cestas a la perfeccion, simétricamente (doy fe de ello, porque en Catania no se acostó hasta que los tuvo todos bien recticos en la bandeja, con el sueño que yo tenía); pero me encanta, porque es tan detallista y cuidadosa, que le de da un aire especial a todo lo que toca.
Sufre como ninguna, pero lo llora en soledad, porque ya os digo yo que la que organiza y trabaja, se lleva todos los berrinches, y os aseguro que no son pocos. Cuando te pasas días y a veces semanas preparando algo con toda la ilusión, se te parte el corazon cuando alguien rompe tus ilusiones con tan solo una mirada, o cuando las cosas no salen como tú esperabas; pero ella calla.
Fifi no solo cuida de nuestros enseres, tambien lo hace de nosotras, restando importancia a los pequeños desencuentros que puedan surgir entre hermanas, hablándonos y haciéndonos entrar en razon, unas veces y otras simplemente consolándonos. En la Cofradía para mi es mi madre, mi amiga, mi consejera, mi paño de lágrimas... me anima, me calma, me consuela, me aconseja, pero sobre todo, me quiere, pero no sé si tanto como yo a ella. La echo de menos cuando se me va pa' Cadiz, porque camino Febrero un poquito más sola.
Este año la he visto feliz, relajada, llena de buenas ideas, que han hecho de este 2012, un año excepcional para nuestra Cofradía: la llamada 'miaja solidaria', fue una propuesta suya, que no sólo ha llevado comida a un monton de hogares lazarinos, sino tambien ha hecho que nuestras huchas se llenaran de cariño, del cariño de todos y cada uno de los zamoranos que han querido sumarse a esta maravillosa iniciativa. Pero nuestra Fifi todavía quería más, y por eso inundó la iglesia de bollos blancos el 5 de Febrero, para hacer partícipes a todos los asistentes a la misa dominical, de nuestra fiesta, de nuestro cariño más sincero. Ella ha querido que las águedas de San Lázaro, y siempre de San Lázaro, se sintieran más cerca que nunca de las gentes de su barrio, compartiendo con ellas su miaja, su alegría y su cariño.
Dios quiera que nunca le pase nada a la imagen de nuestra santica, pero si hubiese que sustituirla, sería por una reproducción de nuestra Fifi, con unas cintas en una mano y los bollitos blanco en la otra.
Gracias por todo, hermana, mil gracias.
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