Días 6 y 7: nuestra alegría en las calles

Este año conseguir el permiso del Ayuntamiento para salir por las calles, se convirtió en toda una odisea, pero aquí está, ja ja ja.

No es la primera vez y espero que tampoco sea la última, de nuevo coincidimos en el Ayuntamiento con las águedas de San Frontis y para que quede constancia del cariño y el respeto entre ambas cofradías, nos hicimos unas fotos todas juntas.

Y a la salida echamos un bailecico de esos gamberros nuestros, todas juntas.

Una foto que ya es un clásico, es la de las Pingos en el banco de la Plaza Zorilla, aunque en esta ocasión nos faltaba una hermana, que para colmo, se estaba haciendo la manicura.

Una de las grandes ausencias de este año, fue la de la hermana y Tesorera, Espe, pero su hija Claudia, a la que espero tener pronto entre nosotras, la sustituyó a raticos.

El primer día comimos en El Colmao y Chus fue una anfitriona fabulosa. El cocido que nos preparó estaba bien rico y de postre nos tenía un arroz con leche y un bonito broche para cada una. Todo un detallazo, al igual que el queso de la hermana Fifi.

Y he de confesar que las nuevas tecnologías, a veces se apoderan de nosotras, ja ja ja.

Las Mayordomas de este año, que si no lo cuento, me matan: Ana y Nines, que nos hicieron unos postres buenísimos.

Y no me digáis que este no es el mejor sitio para fotografiar a una águeda, je je je.

Un año más contamos con la compañía de Cristian, nuestro tamborilero favorito, que es un auténtico cielo.

El día 7, nos esperaban en Onda Cero para una pequeña entrevista. Les hablamos y les cantamos un poquito y nos trataron super bien.

Ya en el mercado, nos esperaban nuestros incondicionales con las miajas y otras cositas que siempre guardan para nosotras.

El perejil en recuerdo a nuestra hermanica Asun, que este año no pudo acompañarnos.

Y viendo estas fotos de la exposición presente en el mercado, creo que queda bien claro que águedas mandan allí, je je je.

 No podía faltar la visita a nuestro querido Quique Alba y esta otra foto que también lleva camino de convertirse en un clásico. Este año se cumplían 30 años de la apertura de su tienda y por eso tuvimos un pequeño detalle para él, poco para lo mucho que se merece.

Y la segunda comida, fabulosa también, aquella mesa parecía la de una boda. Estuvimos muy a gusto.

¡Salud para el año próximo, hermanas!