A primera hora de la tarde, sacamos a la santica en procesión por las calles del barrio, acompañadas, como siempre, por las niñas, que ese día, son las únicas que visten los trajes típicos.
Una vez terminada la procesión y ya sin niñas, todas las hermanas acudimos primero a la casa de los tres cargos (Jueza, Palma y Pendón) a tomar una café y unas pastas. Allí, pasaron los cargos para el próximo año a otras tres hermanas, a Rosa le tocó la Palma y a mí, Jueza.
Después fuimos a casa de las dos Mayordomas, donde nos obsequiaron con una merienda-cena llena de cositas ricas.
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