Todos los años nuestra santica luce hermosa en su día grande, limpia, bonita y llena de flores preciosas.
Es tradición en nuestra cofradía que en la tarde del 4 de Febrero, unas cuantas hermanas, que casi siempre son las mismas, se den cita en la iglesia de San Lázaro para 'vestir a la Santa'. Esto es limpiarla a ella y sus andas, colocarla en las mismas, preparar la mesa sobre la que va colocada, y especialmente adornarla con flores. En esto último a veces uno no se fija, pero es una tarea más difícil de lo que parece y que a Leo en concreto se le da especialmente bien; ella sabe en qué medida hay que cortar cada flor, lo justo para que luzca bien, pero sin tapar a la virgen. Tambien sabe distribuir las flores a lo largo y ancho de las andas de una manera especial, que algunas hemos intentado pero que confieso, en mi caso, no ser muy dicha en la materia. Ella sin embargo tiene unas manos perfectas para ello y un gusto exquisito.
Tradición es tambien de esa tarde de febrero, al terminar de 'vestir' a nuestra santica, celebrarlo con nuestros típicos bollitos blancos y unos traguitos de dulce mistela. Algunas hermos tardado muchos años en acercarnos a San Lázaro para cumplir las tareas que os menciono, y he de confesar, que es uno de los momentos más entrañables de nuestra fiesta, allí, en la tranquilidad de nuestra parroquia, en compañía tan solo de unas pocas hermanas, de nuestro párroco y de nuestra santica... uno de esos raticos tan íntimos, de compartir entre hermanas y que resultan tan entrañables.
Leo, no dejes nunca de acudir a esa cita, o la virgen no lucirá tan bella sin tus manos.
Leo, no dejes nunca de acudir a esa cita, o la virgen no lucirá tan bella sin tus manos.
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