Leí una vez en facebook (invento que manejabas muy bien) que quien pasaba Santa Clara en menos de diez minutos era un "mindungui". Pues contigo era una eternidad. Conocías a tanta gente, te parabas y con tu sonrisa te interesabas por todo. No había forma de llegar a casa.
El día tan triste en que íbamos tantos, conmocionados, a acompañar a tus hijos observé que, por tu forma de ser y tu generosidad con los amigos o con los simplemente conocidos, todos íbamos con el sentimiento y la creencia de que éramos tus mejores amigos. Eso, Teresa, solo lo logran personas de tu calidad humana.
Te voy a echar de menos desde mi ventana o en nuestra esquina para ir con cuerpo jotero a las águedas. Que me digas lo que tu sabías que me llenaba de orgullo: eso de la sonrisa más bonita de todo Zamora. Te quiero recordar como eras: entusiasta de todo, vestida de águeda, sobre todo con tu vestido rojo, elegante como eras tu y sonriendo a todos.
Las próximas águedas no estarás con nosotros físicamente, pero estoy segura que serás el centro de nuestras conversaciones, recordando tus anécdotas, tus rimas (que tan bien hacías), y ese carácter tan amable y sonriente que nos has dejado de regalo.
¡Hasta siempre, galana!
Precioso y la foto tambien.
ResponderEliminarMe gusta que todas hagais entradas para el blog. Espero que me llegue alguna otra.
Espéranos en el cielo, corazón, que algún día volveremos a juntarnos los tres culos más hermosos de las Águedas.
ResponderEliminarPreciosas letras, Carricaja. Cómo se nota que escribe el corazón. Cuánto la queremos y cuánto nos ha querido.
Besos a todas, aquí y allá.