
Pero que elegantes y guapas iban ellas, y eso que no corrían buenos tiempos.
Esta es una de las pocas tradiciones que hemos perdido, y que a mi, personalmente, no me importaría recuperar.
En nuestra cofradía, el día 5 de febrero, día de Santa Águeda, celebramos los actos religiosos: por la mañana la misa y por la tarde, sacamos a la santa en procesion por las calles del barrio, pero siempre vestidas de calle. Nuestras antepasadas, se ponían mucho más guapas, con sus abriguitos negros y la mantilla; qué mujeres... dejaron el liston altito, altito; estas águedas de hoy somos más simples.
Los dos días siguientes, 6 y 7, atavidadas con nuestros trajes, salimos muy de mañana, a alegrar las calles con nuestras risas, nuestras canciones picantonas y nuestros bailes.
¡QUE VUELVA LA MANTILLA!

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